En plena Semana Santa y a vísperas de hacer desfallecer una vez más al buen señor Jesús (el de la cruz) varios de nosotros -"lonccos" Arequipeños- disfrutamos de un buen descanso. Algunos de las penurias del trabajo y otros de la incansable universidad. También están aquellos que se alejan del colegio y unos más que siempre estuvieron descansando pero que no desean perder la costumbre. Sin embargo, también están los que no descansan; los aguerridos que siguen trabajando y estudiando; los que "aprovechan el tiempo" en algo productivo y en fin, aquellos para quienes la semana santa no trae consigo significado alguno de "echarse a la cama" "dormir una siesta", "etc.".
Así es nuestra Arequipa, ciudad de opuestos y a la vez ciudad de iguales. Y ya que la Semana Santa se nos pasa rapidito, "debemos" aprovecharla al máximo. Partidito de fútbol por aquí, viajecito por allá, "Brindis mientras no nos miran", y fiestita para recordar a Sodoma y Gomorra. Ni qué decir acerca de las costumbres "pascuenses". Como buenos y fervientes devotos, los arequipeños recorremos estaciones; pero eso sí, con grupos de amigos, porque sino ¡NO!, con celular al oido y billetera cargada de billetes... claro, para comprar manzanas acarameladas, la velita bonita y algun postre por alli. ¡Ah, cierto! ¡Cómo olvidar los postres! Que la mazamorra de Chancaca -también llamada sucia o negra-, el arroz con leche, la infaltable "mezcolanza morada" (mazamorra morada) y etcétera. Para acompañar el gusto y deleitar la mirada una buena película de pascua, de esas en las que se habla de Israel, de la tierra prometida, de un tal Adan y su amada llamada Eva, del báculo que se convierte en serpiente y el mar que se convierte en vino... o en sangre.
Esta Semana Santa se ha convertido en otro fin de semana largo, como los que decreta usualmente el Gobierno para promover el turismo nacional. Mas, me pregunto: ¿Y el tiempo de reflexión? ¿Y el tiempo de cambio? No quiero decir con ello que debamos autoflagelarnos por nuestros errores -quien no tiene errores, por favor, "que levante la mano"- sino tan solo tomar un breve momento en estos días y dar un vistazo a nuestras vidas. ¿Cómo vamos? ¿Somos felices? ¿Amamos? Incluso, si es posible podriamos mejorar algun aspecto nuestro, dejar de ser engreidos, no gritar tanto a mamá o papá, dedicarnos un poco mas al trabajo y al estudio, o quien sabe, "tratar de conquistar el mundo". Despues de todo una reflexión al año, no hace daño, ¿no?
Saludos fraternos y éxitos.
Así es nuestra Arequipa, ciudad de opuestos y a la vez ciudad de iguales. Y ya que la Semana Santa se nos pasa rapidito, "debemos" aprovecharla al máximo. Partidito de fútbol por aquí, viajecito por allá, "Brindis mientras no nos miran", y fiestita para recordar a Sodoma y Gomorra. Ni qué decir acerca de las costumbres "pascuenses". Como buenos y fervientes devotos, los arequipeños recorremos estaciones; pero eso sí, con grupos de amigos, porque sino ¡NO!, con celular al oido y billetera cargada de billetes... claro, para comprar manzanas acarameladas, la velita bonita y algun postre por alli. ¡Ah, cierto! ¡Cómo olvidar los postres! Que la mazamorra de Chancaca -también llamada sucia o negra-, el arroz con leche, la infaltable "mezcolanza morada" (mazamorra morada) y etcétera. Para acompañar el gusto y deleitar la mirada una buena película de pascua, de esas en las que se habla de Israel, de la tierra prometida, de un tal Adan y su amada llamada Eva, del báculo que se convierte en serpiente y el mar que se convierte en vino... o en sangre.
Esta Semana Santa se ha convertido en otro fin de semana largo, como los que decreta usualmente el Gobierno para promover el turismo nacional. Mas, me pregunto: ¿Y el tiempo de reflexión? ¿Y el tiempo de cambio? No quiero decir con ello que debamos autoflagelarnos por nuestros errores -quien no tiene errores, por favor, "que levante la mano"- sino tan solo tomar un breve momento en estos días y dar un vistazo a nuestras vidas. ¿Cómo vamos? ¿Somos felices? ¿Amamos? Incluso, si es posible podriamos mejorar algun aspecto nuestro, dejar de ser engreidos, no gritar tanto a mamá o papá, dedicarnos un poco mas al trabajo y al estudio, o quien sabe, "tratar de conquistar el mundo". Despues de todo una reflexión al año, no hace daño, ¿no?
Saludos fraternos y éxitos.
*Machaca de Aquino, "En andas", óleo sobre lienzo, 2008
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