jueves, 8 de octubre de 2009

DON RIGOBERTO (Extracto)


(...)
- No Fulvio. El mundo no funciona así. Este mundo está hecho para quienes quieren, los demás pasan...
- ¿Pasan?
- Pasan pues. O sea se van en caldo y de largo. ¿Nunca has querido algo con perseverancia?
- No
- Entonces no me entiendes...
- ... o sea sí, pero no don Rigoberto.
- Mmm, Fulvio me estás confundiendo.
- No, yo no. usted. Le decía que no he querido algo con perseverancia, pero a pesar de ello, si lo entiendo.
- O sea ¿Me entiendes que el mundo está hecho para los que quieren con perseverancia?
- No tanto así.
- Entonces...
- Entonces le creo y así logro entenderelo pero no lo entiendo plenamente; ya usted sabe que no viví esa clase de querer.
- Fulvio, me jodes la cabeza. ¿Por qué te haces tantas bolas?
- Yo no me las hago, usted me las atribuye.
- Bueno... pero como te decía mi buen Fulvio, este mundo está hecho así. Querer no es fácil pero se le pone empeño... y cuando no resulta entonces se hace procesión...
- ¡Ah! eso quiere decir que cargamos el anda y cantamos melodías religiosas entre inciensos, rezos y alabanzas ¿No?
- También; mas, en esencia, significa reflexionar ahí adentro, al costado del pulmón. A veces se crea presión entre el pecho y la garganta y otras veces la lengua queda con sabor a tristeza. Pero la conclusión es seguir adelante, por un camino distinto
- Ah, claro, como cuando llega la primavera...
- ... se guarda el invierno, porque si no, los verdes no se dejarían contemplar..."
(...)
Victucho

sábado, 12 de septiembre de 2009

Y VICEVERSA... (Respuesta)

Se me ha dicho que nuestras damiselas son muy sensibles, que a veces tienden a exagerar las circunstancias y hasta pueden tornarse engreídas cuando les viene en gana. Para entender mejor, digamos que el berrinche y la amargura no se los quita ni el chapulin colorado. Pero todo ello sucede a causa de que, anhelando sentirse amadas no llegan a "sentirse" así (ojito ojito, dije sentirse, lo que significa que puede suceder que el chico churro no tan churro se esfuerce por demostrar amor, pero al fin y al cabo fracase en su propósito) (... por bestia y poco creativo).

También se me ha dicho que los hombres somos muy fríos y solemos restarle importancia o atención a los hechos. Es decir, en buen romance, el hombre es un tarado que no entiende a las señoritas porque su cabeza anda volando en otro lado; es un distraído y poco caballero, inmaduro y torpe.

Es cierto lo anterior, pero también es cierto la viceversa; es decir, que la dama sea la distraída y el varón el muy sensible o engreído. En suma: Hay de todo en esta villa. Así que ¿Para qué hacernos problemas? Cada quien es como es y como quiere ser. Si se desea se puede actuar de muy caballerito y a la antigua, de lo contrario se puede ser un chico modershno, de esos que ya no son galantes, tiene habla estupida y el trato ni qué decir. (O sino un intermedio entre el antiguo y el modersno)

Creo firmemente que este mundo esta hecho para los que quieren y sólo los que quieren obtienen todo lo que desean. El resto es el resto y no más. Así que quieran mucho y quieran bien, como debe ser y de la mejor manera. Al final queda la satisfacción de hacer siempre lo correcto, lo mejor y haber intentado con alma, vida y corazón hasta mas no poder (como bien dice ese vals hecho rock a la peruana).

Victor

P.d. Hay que saber querer y hay que querer bien; pero además debemos exigir lo mismo, y no menos, porque nosotros también contamos, después de todo la relación es de dos ¿Verdad?

jueves, 27 de agosto de 2009

AHORA QUE "ME SIENTO" Y ME ACOMODO (fragmento de "Don Rigoberto")

"-Sabes Fulvio, cuando era niño, o sea más niño que ahora, hacía sanas travesuras a montones. Escaparme de casa sin que madre se diera cuenta, arrastrarme bajo columpios en movimiento, tomar prestadas unas cuantas moneditas de la cartera de mamá para comprar trompos y cachivaches a la salida del colegio... Luego fui creciendo y aprendí a comportarme. Finalmente salí del colegio rumbo a la universidad; llevaba conmigo una buena educación y nada más (educación en valores y virtudes creo yo, porque las matemáticas que me dieron en el colegio las olvidé allí).

Luego me perdí entre papeles, personas, canciones y vanidades; y más tarde me enamoré y re-enamoré porque encontré y reencontré el amor; al poco tiempo me ausenté; y despues de todo eso, regresé. Ya estaba adulto. Crecí sin darme permiso, pero ya que le iba a hacer, me gustó.
Y desde allí nunca más sino hasta ahora, "me siento". Con algo de tiempo y después de acomodarme, "me siento"... y todo está mejor. Hay una presión a la altura de mi pecho, por donde se ubican los pulmones: Es la tos. No me deja respirar bien, apareció desde ayer junto con estos retorcijones del estómago... pero eso porque ya estoy viejo. Me he dado cuenta que ya no camino como antes, ahora uso bastón o tu hombro y apesto peor que infante recién nacido, cuando se ensucia, claro. Ya estoy viejo Fulvio, ya estoy viejo. Una pregunta: No habrías visto por casualidad "mis canicas" en algun lado de la casa, ¿No? ..."

Victor

miércoles, 12 de agosto de 2009

"EL DISPARATE DE SER YO" (Fragmento)


"... Entonces la cordura me es nauseabunda y se me van las ganas de seguir adelante; porque soy de clase media y ahi esta el problema. Soy un entero humano: no el mas bueno, tampoco el más malo. Solo soy y punto (punto). Creo que no doy ni para adelante ni para atrás o quizás doy para ambos lados. Al final ya no logro llegar mas allá sino tan solo al mismo punto y cada vez con mayor rapidez. Me enfado mas que antes porque entiendo menos que antes; es que la paciencia se cansa de sentarse en la misma silla y... ¿Me entiende usted? Es como si tratase de ganar una partida de poker, pero perdiendo a propósito para beneficiar a otro jugador. Al enemigo no le interesa comprender ni ayudar, solo ganar y sentirse bien. Al oponente le gusta apostarse como ganador y triunfar... a mi me gusta más el nosotros. Creo que ya me quemé el cerebro don Rigoberto, es que estar escuchando sus aventuras y desventuras me confunden y trastocan hasta el fondo, aquí por el estómago..."

Victor

*Les debo el nombre del pintor.

lunes, 27 de julio de 2009

"A COCACHOS APRENDÍ..." (refrito)

Se me viene a la cabeza aquella poesía, tosca, monótona y pegajosa que suelen enseñar en los años iniciales de la escuela primaria: "A cocachos aprendí". El poema citado parece mas un monólogo que un texto lírico; una queja sobre las desventuras de un niño medio rebelde al que le cuesta (en realidad no quiere) involucrarse en la vida escolar. A pesar de que no es un gran poema admiro lo jocoso que es y lo cierto de su letra. Pero también me atrae bastante la analogía que se puede hacer entre el texto del poema y "eso que llamamos amor".
"A cocachos aprendi mi labor de colegial en el colegio fiscal del bario donde nací...". Creo que yo aprendi a cocachos sobre el amor. Aprendí a ser paciente, tolerante y humilde; entendí que no debo esperar grandes cosas ni tener grandes expectativas en el amor porque en realidad no se trata de recibir (es decir, no hay que esperar recibir mucho, solo lo mínimo indispensable). A cocachos comprendí que el amor no es puramente ilusión, magia y fantasía; de vez en cuando (siempre) es realidad, empatía y a veces (sólo a veces) crudeza. En suma, el amor es especial. A veces blanco y a veces negro, a veces plomo o gris y a veces amarillo.
"Tener primaria completa era raro en mi niñez pues nos sentabamos de a tres en una sola carpeta": Oportunidades. A pesar de que parece dificil demostrarlo, se puede amar. Solo hay que aprovechar al máximo cada oportunidad, porque la vida es una sola y ojo que ayer se pasó volando y hoy ya es de noche. Tampoco hay que ser un acosador, obsesivo y meloso, eso cansa a las señoritas. Solo hay que ser uno mismo... y un poquito más; un poquito más considerado, respetuoso, caballero, inteligente, etc.
"Yo creo que la palmeta la inventaron para mí, pues desde la vez que la rompí me apodaron mano de fierro y por ser tan mataperro, a cocachos aprendí" Estoy seguro que todos alguna vez han roto la palmeta, es decir, ¡¡¡Cruzaron la línea, metieron la pata!!! ¡Eso de ser un humano es un problema eh! Tendemos mucho al error y a la equivocación, pero que bueno que también nos gusta reivindicarnos y superar las dificultades. A veces cuando tenemos muchas ganas de superarlas nos pueden tirar arroz, chotearnos en prima; es decir, quitar los ánimos con palabras desalentadoras. La clave está en no desfallecer y ser perseverantes, hacer lo correcto.
En suma, a cocachos aprendí a amar. Aprendí a ser comprensivo cuando se molestan, a tragarme el orgullo para solucionar los problemas, a valorar cada momento alegre y cada triste, a contener la lágrima cuando hablan dolores, a ser perseverante en lo que es correcto y... aprendí que puedo exigir tanto como doy, que me gusta el amor que conforta y trasciende (meloso y perseverante, ese que aprovecha cada segundo), que "yo también me lo merezco" porque el amor no es exclusivamente de uno para otro sino también para el nosotros... y que, como dijeron mis buenos amigos desde hace siete meses y diecinueve días "no cambies por nadie ni por nada, se tu mismo, se quien eres porque eres de lo mejor" (por eso se quiere a los amigos, ¡Porque adulan de lo mas lindo! pero tiene razón).
Victor
* Felipe Jimenez, "PAZ..., POR FAVOR" (Grito a la paz) Óleo en tela, técnica mixta. 48" X 30"

lunes, 29 de junio de 2009

CUANDO LA MUJER "SE ARREBATA"


No hay dimensión humana más cautivadora que la mente o “psiqué” femenina. Ahondar en el porqué de sus pensamientos, actitudes y sentimientos resulta bastante excitante cuan suicida (al menos en lo que a cordura se refiere) y peor aún, a la hora de querer entender las causas de sus molestias o caprichos. No obstante, creo tener la certeza de saber el porqué las mujeres se “arrebatan”, muchas veces sin darse cuenta del daño que pueden generar. La razón de su enojo es bastante sencilla; nuestras damiselas siempre esperan lo mejor de nosotros-los varones-: Una muestra de cariño, las palabras oportunas o aquella actitud adecuada frente a una circunstancia, cualquiera que sea. En pocas palabras, una dama "siempre" tiene expectativas altas; pero, si esta expectativa no llega a ser satisfecha, entonces “sálvese quien pueda y cuidado con los tacos voladores”.

Pasa lo siguiente. Una dama siempre anhela cuidado, servicio y comodidad. Ella espera que su chico churro (aun si de churro no tiene nada) le abrace, le cuente sus vivencias, le pregunte si desea o necesita algo –un heladito, ir al cine, salir a pasear, etc.- y en suma que se le trate como a una reina (que considero se lo tienen bien ganado). Nosotros los chicos churros no tan churros nos esforzamos en buscar su comodidad, hacerles sonreír y ofrecerles nuestro mundo así como aquello que nuestros bolsillos llenos de moneditas pequeñas y polillas buenamente puedan comprar. Vivimos por ellas y para ellas pues… y eso no esta mal.

El problema aparece cuando nuestras hermosas señoritas mezclan sus anhelos y expectativas con capricho, engreimiento y berrinche. ¡Agárrense! (es decir me explico). La mujer siempre espera el correcto actuar del varón. Sin embargo, existen ocasiones en las que este actuar masculino no se condiga o adecue a lo deseado por las damas. Entonces ellas se encierran en su mente, se retrotraen a si mismas y empiezan a creer que su punto de vista es el único válido y que el actuar del chico... no tan churro es del todo equivocado. Se hacen reflexiones equivocadas y pecan de autosuficientes. Se enojan, hieren con la boquita linda que tienen, hacen caras y gestos de aborrecimiento al pobre enamorado y se predisponen a conseguir una, sólo una, y nada mas que una única respuesta válida del chico churro no tan churro a fin de solucionar las cosas; se dicen a si mismas “pobrecito de este tarado si no hace lo que debe hacer (o lo que ellas creen que debemos hacer, que muchas veces es arrodillarse ante ellas, pedir perdon mil y una veces, autoculparse, rogarles, etc). Así, llegan a considerar –erróneamente- que cualquier acción, palabra u omisión masculina que no sea la que ellas esperan, les es del todo incorrecta, insensible, irrespetuosa y por demás perjudicial. En suma: A veces, las mujeres se engríen, al punto de pensar que ellas tienen toda la razón del mundo, y que nosotros los varones no. Reaccionan así porque ellas suponen que no les damos la suficiente atención, no les decimos cuanto las queremos lo suficiente o esquivamos "nuestra culpa e insensibilidad"; en síntesis no estamos detrás de ellas, como perros arrepentidos con miradas tiernas, con el hocico partido y el rabo entre las piernas.
Lo peor de no hacer lo que ellas quieren que hagamos, es el enojo en el que se encierran (el mismo que millones de veces no tiene razón lógica alguna porque es puro berrinche). Cuando intentamos acercarnos a dialogar y solucionar el problema nos dan de cachetadas con palabras frías; de jalones de cabello con miradas y gestos mortales; y de patadas mosquito en la espalda con indiferencia. Entonces, los varones hacemos caso omiso a las agresiones y somos persistentes. Queremos solucionar las cosas -qué brutos y tercos que somos ¿verdad?-, y así seguimos hasta que nos aburrimos y nos quedamos callados, como idos del mundo. ¡Porque no somos de palo eh! ¡También sentimos! (En realidad no nos aburrimos, solo callamos porque nos entra penita y hacemos retroalimentación para el futuro). Lo demás... bueno; esperar a que la dama se tranquilice y hacer las pases y…

Así es cuando se arrebata una mujer. Ella siente que no nos esmeramos en prestarle atención o que restamos importancia a sus palabras, o le entra un bichito de engreimiento, capricho o berrinche. Qué más queda por hacer sino sólo ser pacientes y esperar la tranquilidad para dialogar. Algunos dirán que otra opción ante esos engreimientos insanos y enloquecedores es ponerse duro, recio, hacerse superhéroe y pagar con la misma moneda; mandarlas a volar porque para soportar “niñadas y abusos” ya no estamos. No he llegado a ese punto todavía y no deseo llegar allí. Antes hay que intentar la solución más propia; perseverar y no rendirse, ¿no? “Si uno falla, el otro no debe hacerlo”. Además, se siente de lo mas rico cuando finalmente entran en razón, se tranquilizan y se soluciona el problema. No porque le den a uno la razón, sino porque se empieza a crecer juntos, a compartir y aprender del otro... y quizás también a trascender. Hasta viejitos, mas allá... y de regreso.

El estrello muchacho

P.d. “Si el hilito se empieza a romper, entonces… lo reforzaré con cinta adhesiva, pegamento, cemento, ladrillos, hierro, diamantes… sólo para hacerlo mas resistente…”

lunes, 1 de junio de 2009

BREVE VISTAZO AL CENTRO DE MI AREQUIPA



Pararse bajo el sol abrasador y en medio de un gentío caudaloso, no es cosa fácil. Sobre todo si uno osa hacerlo en lugares céntricos y comerciales, como el cruce de los jirones Mercaderes y San Juan de Dios.

Gentes que vienen y van, y vuelven a ir para luego regresar en este mar de lágrimas, hacen que la vista se retuerza de maneras complicadas. Entre toda la multitud se distingue fácilmente a aquellos que pronuncian frases ya célebres en nuestro medio: “¿llamadas?, ¿llamadas?, a claro, movistar, nextel, duracell, toshiba, panasonic... ¡A teléfonos fijos y al mas allá! ¿llamadas?” Ahora comunicarte con el taita Dios sale más barato que un pasaje entero en microbús, y por supuesto ¡Más cómodo!. Tal vez esto sea una pequeña muestra del gran auge que han adquirido las telecomunicaciones y el consumismo en nuestra humilde sociedad arequipeña.

Mientras tanto, en una de las cuatro esquinas de aquél cruce, un mimo de talante blanco hace gracia de sus artes, aunque de gracia hace nada porque en realidad ni se mueve. Y es que se ha olvidado tanto a los artistas de nuestra ciudad que todos ellos vienen desfalleciendo intentando resistir a la falta de atención y, sobre todo, a la falta de dinero -o, por último, se van a otro lado, lejos de nosotros, adonde si les presten atención; al final es lo mismo, ya no los vemos más-. En seguida, con una áspera voz, tan gruesa y sorpresiva, hace entrada el bussinesman symbol arequipeño (o el empresario modelo characcato): “¡Amarrrrrres! ¡Amarrrrrres! ¡Lleve sus Amarrrrrres!” Un lugareño de no se dónde que viene buscando no se qué, "con pinta de achorao', chacotero pero buena gente". Sus gritos en vez de atraer espantan y ello aparte de estar envuelto en una masa de pasadores infinita que le cubren casi todo el cuerpo. “¿Debe ser difícil venderle pasadores a los de mocasines y terno ¿no?

De todo pasa en nuestra ciudad. Millonadas de gente hacia el norte, otros hacia el sur, y yo paradote en esta esquina. Ya las gentes en constante vaivén me miran de manera extraña y, lo que es peor, empiezan a cuidar bien sus bolsos, carteras, maletines y celulares al pasar cerca a mí. Sí, sí, no soy estúpido, seguro piensan que soy un pillo ladrón esperando el menor descuido para robarles: ¡Tonteria mas grande! La globalización y la competencia comercial han vuelto a nuestra gente tan hiperactiva, insegura y recelosa que ya uno no puede quedarse parado ni un segundo a observar a su alrededor. Si lo hace, se convierte en un ser humano sui generis, un pobre en potencia, o un ladrón en acto; así que me largo, porque para dar inseguridades no estoy en esta calle, y menos para que me aprecien como un cutrero. Además que cumplida está mi tarea (descansar un rato del incesante sol y la espesa camina) y ya me llama la digestión.

*Rafael Sanzio, "La escuela de Atenas", Museo del vaticano.

viernes, 1 de mayo de 2009

... ACERCA DE LAS DAMISELAS


Este es un pronunciamiento tácito-expreso, una declaración íntima y pública, un manifiesto... y más. Debo reconocer que hoy entiendo un poco más a las mujeres y a la vez no las entiendo. Entiendo que son muy singulares y bellas, complejas y plenas, pero a veces esa complejidad nos enloquece. Ayer me di cuenta que las damas son muy dulces y tiernas en unas ocasiones y en otras no. A veces suelen ser armoniosas y tranquilas y otras veces simplemente se arrebatan, se molestan y se engrien. Casi siempre saben qué es lo que quieren y cómo conseguirlo y muy de vez en cuando (que es otro casi siempre) no lo saben.

Las damas son fantásticas, sólo buscan atención (debida y merecida creo yo). No gustan de que se les vea como si no pudiesen hacer cosas por ellas mismas y mucho menos como si no pudiesen lograr sus propios objetivos. Entiendo que también gustan de que se respete su espacio y su vida; a ellas les complace tener siempre la razón y que no se les discuta en demasía sobre sus decisiones. Son exquisitas y humildes pero nunca a la vez; por ello son hermosas y nos enloquecen: por eso los "mucho macho muchachos" no logramos entenderlas plenamente, porque nos enloquecen con sus pensamientos y actitudes tan variadas, tan opuestas, tan imprevistas... pero aun así intentamos comprenderlas. Enloquecer no es malo, porque enloquecemos por ellas y para ellas y asi loquitos vivimos y sentimos.

Me declaro un loco, con la constante y perpetua voluntad de anhelar entender a las damas... en especial a mi estrella muchacha. Y aunque a veces nos dañan bastante con su complejidad, sigo creyendo que las damas son fantásticas y amables... en especial mi estrella muchacha. No me tomen por "tonto o pisado"; solo creo que es bueno nunca dejar de intentar, aprender siempre, y estar seguro de uno mismo; y si es de dos mejor ¿no? A las damiselas de nuestro universo, muchas gracias por ser y estar... en especial a mi estrella muchacha.

El Vituchus Hominidus

P.d. Acepto que ayer fue uno de esos días en que se desea desistir de un objetivo... pero algo impulsaba a seguir. Ayer era de noche y fui maltratado. Ayer en cada maltrato me sentía mal en el corazón, pero no me apartaba. Ayer fue ayer... y hoy es hoy. Y hoy como ayer nada en mi ha cambiado y mi certeza existencial sigue en pie... (... en especial para...)
*Imagen: Pablo Picasso. Joven mujer leyendo un libro en la playa. 1937

domingo, 26 de abril de 2009

“PLATO DE ENTRADA MATUTINO: UN SÁBADO ORDINARIO A LA EXTRAORDINARIA”


El rutinario despertar matutino deja reconocer pronto al sol y a aquellos pajaritos que no dejan de chiflar. Todavía ando medio sonámbulo, y ni siquiera ando por que más echado no se puede estar; todo gracias a la infinita batalla que sostuve horas antes contra el ya tradicional contendiente, el sueño campeador. ¡Ah! ¡El Sueño!, ilustre guerrero de infatigables y cruentas batallas. La noche anterior se había presentado caballero y puntual como siempre y luego de tres estocadas que me causaron cabeceadas letales, dio un golpe fulminante, allí a la altura de mi estómago, para dejarme tendido a sus pies, en la cama, pero desmayando para dormir rico, como Dios manda.

Seguía en la cama somnoliento cuando oí “El día empieza iremos hacia el sur…” en una radio popular que el hermano llegado de Lima escuchaba. Y como hoy no se iba al sur ni con la familia, o aunque sea yo, pues menor importancia. Incluso ignoré los gritos de la madre abnegada que madruga todos los días por uno, y que se convirtieron, desde hace ya buen tiempo, en deporte hogareño y tradicional. Doy media vuelta en la cama y arropándome con las sábanas, parezco exclamar sutilmente: “No jodan, que hoy es sábado y el descanso es sagrado, porque Dios lo manda”. Nada ni nadie parecía levantarme de la cama, hasta que miré aquél aparatito con numeritos y manecillas que da la hora. “-'ta males, es retarde”. Las clases en la Universidad comenzaban dentro de media hora, así que sin más y de un brinco traté de ponerme en pie, con el cuerpo todavía adormecido y los parpados más pesados del mundo. Siguiente destino: El baño. Tras coja caminata hasta el cuarto aquél, cierro la puerta y me siento en el inodoro. Enseguida, sólo Dios sabe y ni Dios querrá saber, porque mis hedores en aquél baño son suficientes para superar cien veces a Hitler y sus cámaras de gas. Soy un asesino pero un suicida también, encerrado en tan pequeño cuarto con tan mortales olores. No hay tiempo. Abro la llave de la ducha para sentir la tradicional lluvia frígida y relajante, paradoja que aún no termino de entender. El cuerpo empieza a reaccionar ante la glacial pero renovante agua y unos minutos después estoy como nuevo. De allí en adelante todo es maratón; a ponerse la misma ropa de ayer y ni pensar en peinarse porque el cabello indomable y trinchudo que uno se maneja no le permite tanto lujo. Luego, "al diablo el micro", quedan 10 minutos para el inicio de clases, así que a tomar taxi... cualquiera es útil.

El camino en aquel tico color amarillo está cargado de preocupación e impaciencia; de pronto, “-¡Llegamos!”, anuncia el buen taxista. Corro para llegar a la meta, nada me para. Ignoro el abanico de saludos de personas que ni se reconocen por la rapidez con que me alejo del taxi ni escucho los gritos del vigilante bonachón que la sufre más que uno todos los días. “Pobre el pobre, amanece al amanecer, duerme para no dormir”, hasta que de pronto me acuerdo: “Chessss, no he pagado el taxi”. Regreso presto a pagar el servicio que el taxista ahora enfadado exigía, y a pronunciarle millones de “discúlpeme” para enseguida tomar de nuevo la posta final de la carrera (que en realidad de final tiene nada, porque “el día empieza pero no iremos hacia el sur…”, y proseguir con el ordinario sábado a la extraordinaria. Ya en el salón de clases se piensa “jodida la vida, jodida la U; estudio y sueño no van de la mano, pero eso al profesor no le interesa, si faltas jalas”. A los pocos segundos un dolor de estómago asoma a galope cada vez mayor. Me hace recordar la incesante batalla de viernes por la noche y la estocada final que el sueño campeador me proporcionó para dormir, o tal vez sólo sea la consecuencia de no haber estado más tiempo sentado en el inodoro, aquél el de la cámara de gases matutina.

jueves, 9 de abril de 2009

¡AYUDA! ¡FAVOR EXPLICAR EL "NO SÉ QUÉ"!

Cuando uno se motiva a escribir no busca el premio nobel de literatura ni intenta demostrar a otros que sabe hacerlo, tan sólo le vienen ganas de escribir, y escribe. Aunque también deberíamos tener en cuenta a aquellos que escriben por obligación, como los colegiales o universitarios cuando se les pide algún trabajo de investigación; o los trabajadores cuando se les exige reportes o informes y varios disparates documentarios que a veces nos parecen inútiles.

Lo interesante es que hasta ahora, y a pesar de haber querido, no he podido escribir de manera lúcida acerca de ese "No Sé Qué" que se siente cuando se conoce a una dama. Creo que varios de nosotros hemos experimentado este extraño; nos enreda la mente y confunde nuestros sentidos; "nos patea el cerebro". Nos hace merodear con la mirada el paso que lleva una mujer; analizarla de arriba abajo y de abajo arriba; atender cada palabra suya y concentrarnos en todos sus gestos, para finalmente dejarnos afirmando "ella tiene algo, tiene un no sé qué".

En mi corta y gallarda vida he tenido esta sensación varias veces de una manera vana, pero sólo una vez en forma verdadera; por ello (y porque el tonto espiritu cientifico así me lo exige) he clasificado los "no se qué" en superficiales y reales. Los "no sé qué" superficiales acontecieron cuando era más joven aún, es decir, "cuando ni siquiera sabía sonarme los mocos". Son esas épocas en las que el colegio y los amigos son importantes y ni que decir de las chicas. Esos fueron los primeros amores , no más, no menos. No obstante, el "no sé qué" real, muy distinto a los anteriores, lo viví hace poco, cuando encontré y reencontré a una bella damisela. Lo malo es que, desde entonces, he intentado describir lo que se siente vivir entre magia y realidad, adormitado y bien despierto, intolerante y comprensivo, todo a la vez, sin tener mucho éxito. Se me ha dicho que estoy tonto y "embobado", "que peco de bruto y pa' bestia ni quien me gane" y que todo es pasajero porque aun me falta vivir. Pero ya que aún no sé como describir este no sé qué y nadie me ha ayudado a describirlo (ni se me ha demostrado que es superfluo), creo que daré la contra a todos y persistiré en mi empresa, es decir "seguiré pecando de bruto y siendo el campeón de los bestias". Quién tenga certeza acerca de cómo describir el "No sé qué", por favor, no saque boleto, no espere su turno, acérquese a ventanilla que con gusto lo atenderemos, escriba, manifiéstese, hable.

Atentamente,

El bruto pecador, rey de los bestias... con el no se qué real en la cabeza.

P.d. Por favor, considerar que el "no se qué" no se equipara con un simple enamoramiento (no sé qué superficial), pero tampoco con el amor "agapé"... La intensidad es mayor.
* J. Enrique Gonzalez, "Dama 2002", Oleo sobre lienzo.

miércoles, 8 de abril de 2009

La Semana Santa y la Actual Sociedad [Arequipeña]


En plena Semana Santa y a vísperas de hacer desfallecer una vez más al buen señor Jesús (el de la cruz) varios de nosotros -"lonccos" Arequipeños- disfrutamos de un buen descanso. Algunos de las penurias del trabajo y otros de la incansable universidad. También están aquellos que se alejan del colegio y unos más que siempre estuvieron descansando pero que no desean perder la costumbre. Sin embargo, también están los que no descansan; los aguerridos que siguen trabajando y estudiando; los que "aprovechan el tiempo" en algo productivo y en fin, aquellos para quienes la semana santa no trae consigo significado alguno de "echarse a la cama" "dormir una siesta", "etc.".

Así es nuestra Arequipa, ciudad de opuestos y a la vez ciudad de iguales. Y ya que la Semana Santa se nos pasa rapidito, "debemos" aprovecharla al máximo. Partidito de fútbol por aquí, viajecito por allá, "Brindis mientras no nos miran", y fiestita para recordar a Sodoma y Gomorra. Ni qué decir acerca de las costumbres "pascuenses". Como buenos y fervientes devotos, los arequipeños recorremos estaciones; pero eso sí, con grupos de amigos, porque sino ¡NO!, con celular al oido y billetera cargada de billetes... claro, para comprar manzanas acarameladas, la velita bonita y algun postre por alli. ¡Ah, cierto! ¡Cómo olvidar los postres! Que la mazamorra de Chancaca -también llamada sucia o negra-, el arroz con leche, la infaltable "mezcolanza morada" (mazamorra morada) y etcétera. Para acompañar el gusto y deleitar la mirada una buena película de pascua, de esas en las que se habla de Israel, de la tierra prometida, de un tal Adan y su amada llamada Eva, del báculo que se convierte en serpiente y el mar que se convierte en vino... o en sangre.

Esta Semana Santa se ha convertido en otro fin de semana largo, como los que decreta usualmente el Gobierno para promover el turismo nacional. Mas, me pregunto: ¿Y el tiempo de reflexión? ¿Y el tiempo de cambio? No quiero decir con ello que debamos autoflagelarnos por nuestros errores -quien no tiene errores, por favor, "que levante la mano"- sino tan solo tomar un breve momento en estos días y dar un vistazo a nuestras vidas. ¿Cómo vamos? ¿Somos felices? ¿Amamos? Incluso, si es posible podriamos mejorar algun aspecto nuestro, dejar de ser engreidos, no gritar tanto a mamá o papá, dedicarnos un poco mas al trabajo y al estudio, o quien sabe, "tratar de conquistar el mundo". Despues de todo una reflexión al año, no hace daño, ¿no?

Saludos fraternos y éxitos.
*Machaca de Aquino, "En andas", óleo sobre lienzo, 2008